domingo, 6 de diciembre de 2009

COMENTARIO THE RETURN OF THE SWEATSHOP. EDNA BONACICH






Condiciones laborales mínimas, contratación individual, baja inversión en maquinaria, recuperación rápida de capital invertido, prestaciones raquíticas, son sin duda cuestiones con las cuales soñaría cualquier capitalista, enfocado solamente a la ganancia, a ver por sus propios intereses, lamentablemente es algo que sucede constantemente, de manera sistemática e impune, grandes empresas se instalan en países con carencias, subdesarrollados y comienzan a contratar a personal, con garantías mínimas al trabajador, y siempre con violaciones a diversas leyes, los trabajadores a pesar de saber que dichos empleos son mal pagados no les importa aceptar esas condiciones infrahumanas. Otro problema que se añade es el hecho que en dichos “centros laborales” en su mayoría se integran por mujeres y menores de edad, lo que supone mayores problemas, pues las jornadas llegan a sobrepasar lo establecido en la ley. México puede tomarse como ejemplo para la maquila, en los estados del norte que colindan con los Estados Unidos se puede hallar numerosas empresas que se dedican a la maquila, contratan mano de obra barata, con prestaciones mínimas, lo que resulta ser un gran negocio para los dueños de las maquilas o las empresas. Existen casos en países centroamericanos donde los productos de diversas marcas deportivas son maquilados, a precios realmente baratos, y posteriormente son vendidos a un precio realmente exorbitante, algunas organizaciones de estudiantes en Estados Unidos han hecho movimientos en Pro de que este tipo de practicas sean desterradas, las estrategia que han utilizado es dejar de adquirir productos de dichas marcas involucradas en estos actos inhumanos, ejerciendo presión. La lectura menciona el caso de los Ángeles, que no difiere en gran medida con lo antes mencionado con México y Centroamérica, además de otros países, puedo afirmar que este fenómeno es producto de el desarrollo del capitalismo, que en un primer momento extendió esta practica de la maquila desde el siglo XIX para irla perfeccionando en sus métodos explotadores, hasta la llegada de la globalización, desatando por completo practicas como la reubicación de maquiladoras a lugares mucho más rentables, haciendo más voraz y avasalladora la búsqueda de la maximización de la ganancia. Cabe agregar que otro efecto de la globalización es precisamente que en países subdesarrollados, debido a sus condiciones aceptan que las maquiladoras se instalen y les dan facilidades, dándonos muestra que de cierta manera el Estado se ve rebasado, reconoce sus limitaciones para crear condiciones propicias y viables para que existan empleos que satisfagan las necesidades de su población o que cuenten con los estándares mínimos, y da como premio de consolación empleos en maquilas a su sociedad. Estas empresas nómadas es verdad que generan empleo, no el deseable, pero dan una salida, en momentos donde se le pide al Estado que sea un mero vigilante, y deje que las fuerzas del mercado se acomoden solas. Desde mi punto de vista, y en una lógica capitalista, el mercado te da opciones, y las maquiladoras eligen el lugar donde sea más rentable, pero una cuestión en la cual si puede y debe intervenir el Estado, es en procurar que las condiciones laborales sean decorosas, que en verdad se respete al trabajador, y no sea visto meramente como un objeto, o una maquina.

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